12 junio 2017

La última muñeca rota

Me deshago. Me deshago y no me conozco. Y me doy cuenta una vez más de que no me conocía. Todo lo que fui, todo lo que me identificó, toda la narración que me he hecho de mí misma.
Observo como me aferro al último personaje con uñas y dientes. Una bonita creación, más sofisticada y compleja que todo lo anterior.
El personaje que sustituyó al personaje, que sustituyo a ese otro personaje. Y ese a otro, y a otro, y a otro.
Toda una sucesión de identidades yacen ahora a mis pies como muñecas rotas, me miran con sus ojos de botón cosido, la piel de tela abierta, las costuras deshilachadas.
Toda mi historia personal carece de sentido. Salvo que el sentido sea esta disolución profunda. Llegar a este lugar donde todo desaparece.
Observo mi mente, como se empeña en el sufrimiento. Como si ese fuera un mejor lugar que este vacío de no saber. Como si fuera mejor escuchar lo que me cuenta: Que estoy separada. Que estoy desconectada. Que estoy sola, con esa clase de soledad del que se siente excluido. Del que no se siente bien recibido. Del que cree que tiene que ser otro para que le quieran. Del que siente la vergüenza de ser erróneo.
Como si algo no estuviera bien. Como si estar vivo no fuera bastante. Como si poseer un corazón que late y ama y te sustenta no fuera bastante. Como si estar aquí no fuera bastante.
Escucho a mi mente que me dice “Coge un trocito de tela, uno bien bonito. Cósele dos botones en los ojos, que sean brillantes. No los que te gustan a ti, sino los que les gustan a los otros. Los otros. Cose apretado para que dure, con el hilo doble. Haz una nueva muñeca. Y que no sea gorda. Y que sonría. Y que diga cosas profundas y especiales. Sí, que sea especial, sobre todo que sea especial…”
Pero estoy cansada. Estoy muy cansada. Estoy muy muy cansada. Tal vez es necesario estar así de cansada para rendirse.
Así que me voy a tender en este vacío, en esta disolución. En esta nada que es el magma caliente del que surge el todo. Me voy a quedar en este silencio sintiendo como me deshago, hasta que todo lo que creía ser sea absorbido por la tierra. Hasta saber con certeza que nada me pertenece, y que por lo tanto carece de sentido aferrarse. Hasta saber con certeza que no sé nada, que no sé nada.

Y si un día el Misterio me mira a los ojos, que no se encuentre dos botones cosidos, sino un Misterio, el mismo Misterio, el que deshace el error fundamental de la separación. El que permite que sintamos que siempre fuimos Todo, que siempre fuimos Uno.


18 mayo 2017

Meditación

Contemplar el paisaje

Contemplarlo sin tregua, sin tiempo, sin mañana
Contemplarlo hasta que se te deshagan los ojos de mirar
Hasta que no quede nada entre tú y el paisaje.

Contemplar el paisaje

Contemplarlo desde los abismos, desde lo profundo 
Contemplarlo sin concesiones, radicalmente 
Desde la totalidad que te habita, desde tu nada.

Contemplar el paisaje

Hasta que la luz atraviese tu carne transparente 
Hasta que el viento pueda soplar la flauta de tus huesos 
Hasta que todo lo que creíste ser se vuelva polvo en el aire.

Contemplar el paisaje

Contemplarlo hasta que el paisaje te contemple a ti
Contemplarte desde el paisaje 
Hasta que tu forma se extinga y tu alma grite y cante de gozo.


Contemplar el paisaje


Hasta ser 
Sólo el paisaje
Todo el paisaje.



Rendición


Un día miras tus botas y las ves tan viejas, tan rotas que sientes que ya no puedes avanzar ni un paso más. Demasiado tiempo sosteniendo la alegría como una bandera, como un camino, como una fe. 

Empujando la vida que se empeña (eso crees) en detenerte. Y te rindes. Sin más. Te entregas a lo que ES, sea lo que sea eso. Y a lo que ES le llamas tristeza, por ejemplo, mucha tristeza desatendida, un océano profundo de lágrimas. 


Y sí, te entregas. Renuncias a toda lucha y agotas el sentir hasta más allá de lo que creías posible, hasta el fondo, hasta la extenuación. 

Y de pronto sientes que en esa profundidad hay algo más, también hay paz allí. Hay una paz inesperada, antigua, acogedora y eterna. Una Paz que es como volver a casa, que sabe a hogar. 

Vuelves a echar un vistazo a tu alrededor, desde esa rendición, desde esa paz, y es entonces cuando de verdad Ves. 

Ves la vida brotando por todas partes, la vida fluyendo sin necesidad de ser empujada. Y te das cuenta de que la alegría, la tristeza, el amor o el mero hecho de existir no requiere esfuerzo. 

Entiendes lo que es la Rendición, ese extraordinario momento en que sabes, sin lugar a dudas, que lo que ES es tan perfecto que no necesita ser modificado.

Que tan sólo se trata de bajar los brazos, respirar profundo y Ver, Sentir, Estar, Ser. 

Y es entonces cuando ERES con TODO y la Vida te atraviesa.


15 mayo 2017

Estoy

Estoy en todo lo que Es,

entregada a la vida sin condiciones.


Miro alrededor y soy

cada sol
cada nube
cada acto de amor
cada sonrisa y cada duda.
La extinción y el nacimiento
un mismo acto sagrado, 
ceremonia incesante de transformación.

Y soy
en el verbo vivo que nombra las cosas
y las cosas existen.

Cierro los ojos y empiezo todo de nuevo.

Digo árbol
y el árbol es
cielo
y el cielo es
música
y la música es.
Mano, rosa, sangre,
pelo, suspiro, canto, brisa, sed,
saliva, pájaro, ruido,
corazón
moneda
tiza
lluvia
amor
amor
Amor.

Abro los ojos y ahí está
Todo lo nombrado.
Ahí estoy, en todo lo nombrado.



14 mayo 2017

Cartografía

Podemos darnos cita

en ese lugar entre tu amor y el mío
donde el tiempo pasa de puntillas 
por no molestarnos
y la vida es generosa y vibrante,
abundante y tierna.
Ese lugar
donde nos vamos descubriendo sin prisa,
sin pausa y sin medida.
Inagotablemente.
Podemos citarnos
para hacer un viaje sin equipaje,
mirar el mapa de nuestras cicatrices,
los accidentes geográficos
surgidos en la prehistoria de nuestro yo,
y agradecer que nos hayan traído hasta aquí
sin permitir que definan nuestro destino
Nunca más.
Podemos citarnos
para volver a mirar el mundo
Ahora.
Volver a mirar el mundo
Por primera vez.
Crear una nueva cartografía,
abierta, viva y feliz,
de ese lugar entre tu amor y el mío
y de todo el universo infinito que lo abraza.



10 mayo 2017

04 mayo 2017

Contingencias

El autor la contempla cuidadosamente. El sombrero, la huella del carmín en las esquinas de su boca. Le parece que sueña ante su café. Absorta, ajena a la soledad de la silla vacía ante ella, ensimismada. Pronto amanecerá suavemente en Lisboa y ella rememora el encuentro con su amante antes de sumergirse en el trasiego que la llevará de vuelta a una vida quizás gris, quizás agitada,quizás monótona. Pero antes se concede una pausa morosa. Un espacio sólo para sí donde ni siquiera cabe él, pues no es él sino su recuerdo el que le regala ese estado somnoliento, esa delicada y dulce complacencia.

El autor la mira de nuevo, pero ahora le parece cansada y un poco triste. Acaba de salir de su turno de trabajo y se ha dado un poco de tiempo antes de calzarse sus pies cansados y caminar hasta su pequeño apartamento vacío. Es tarde en Boston y la noche está fría y llueve. Pero allí, por un momento, se siente protegida y abrigada. Y querría entrecerrar los ojos y prolongar ese momento indefinidamente, hacerlo durar, permanecer siempre así, tan próxima al sueño, pero a la vez real y concreta en esa cafetería de luces cálidas. Allí tranquila, como en un barco en medio de la noche. Y fuera la tormenta.


El autor ahora observa los detalles. Y percibe la coquetería y el cuidado tierno en cada detalle. Las Vegas debe relucir a través de la ventana como un río de infinitas luces de colores en medio del desierto. Si se acercara a los cristales lo vería. Pero ella no mira hacia fuera. Ella sueña su vida. Anticipa el encuentro y las palabras y los besos y los planes. Imagina una sucesión de momentos alegres y luminosos. Sueña. Y en su corazón el pastel de bodas es el mas dulce y las mañanas las mas soleadas. Sueña desayunos con café con leche y manos entrelazadas que no precisan de guantes para ser abrigadas. Y sueña también con niños rubios y sonrientes. Su enamorado se retrasa, pero ella no se impacienta. No tiene prisa.


El autor piensa ahora que esa expresión absorta tiene algo de expectación. Percibe una tensión escondida. La inquietud ligera que se percibe bajo la piel ante algo nuevo. Ella intenta que su respiración se haga lenta, pausada. Se promete a sí misma que si consigue calmar la respiración se calmará el mundo y no se sentirá así. Insegura, perdida, asustada. No se sentirá ridícula con el gorrito que se ha colocado ante el espejo, convencida ya de que no tiene el aspecto adecuado para el nuevo trabajo. Si consigue respirar despacio desaparecerá su miedo a que el jefe sea malo y los compañeros hostiles. Y respira y respira y respira. Y el mundo se para. Ella se para mientras Madrid se agita a su alrededor, preparándose para el nuevo día.


El autor contempla ahora la escena en su conjunto. La cafetería aseada y solitaria. El reguero de luces reflejadas en el cristal ciego, que no permite ver la noche detenida en el exterior. El radiador antiguo, el frutero incongruente que devuelve una extraña nota de color.


Ahora se instala bajo la piel de ellas y siente la frialdad del mármol de la mesa en la mano que mantienen desnuda y un calor suave en la que dejaron enguantada. Siente el sabor amargo del café al final cada lengua y el corazón latiendo como un gorrión en el centro del pecho de todas ellas. Y sabe que no va a ser posible decidirse por ninguna, pues las ama a todas por igual. Cada una le parece hermosa, valiosa, única. Y todas sus pequeñas historias merecen la pena ser contadas.


El autor, conmovido, comprende su fortuna, pues se le ha otorgado el raro privilegio de atravesar la torpe barrera del espacio y el tiempo. Comprende que desde donde está puede contemplar a todas las mujeres en cada una de esas mujeres. Cuatro vidas, o cuatro mil, o cuatro millones en un único instante de intimidad perfecta de una mujer consigo misma. Aquí y en todas partes. En este mismo momento.


Imágen: Automat 1927, Edward Hopper




01 mayo 2017

Tormenta

"Temporal". Delia Govantes, 2015

Acepto lo brutal
como parte del universo y sus símbolos

Incluso

la fragilidad del pajarillo
que se estrella contra el cristal
confundido por la lluvia.

Así el alma aletea confusa
Y luego retoma el vuelo.

No por ello el universo deja de ser
Perfecto
y este instante el extraordinario momento
que elige la luz para atravesar las sombras
y tocar
el lugar más recóndito y protegido
de la conciencia.

Estoy aquí, y en este estar
ya estoy en otra parte.

Le he hecho mi pedido a la lluvia
Le he hecho mi pedido al sol
que sale y se esconde
jugando entre las hojas.

Le he hecho mi pedido
al aliso, al fresno, y también
al tren que pasa silbando
mientras cae la tarde y ya
se acerca la tormenta.

El dolor no existe más
que como algo accidental
de la adolescencia del alma.

A veces es preciso sentir este desgarro
Esta vacuidad para comprender
que soy la misma y ya
Soy otra
haciendo mi pedido al universo
que se desliza líquido entre mis dedos abiertos
ahora que ya
no deseo apresar nada.

Tan sólo contemplar la belleza
y la confusión
y la certeza
y el sol y la tormenta
y la flor que agacha la cabeza
derrotada por la lluvia
Y el pájaro que golpea el cristal y luego
retoma el vuelo.

Todo eso soy yo
repartida por todas partes
unida a todo lo que existe
Intacta y completa en mí misma.

El sol ha salido pero aún
retumba la tormenta en la montaña
Su bramido detiene por un instante
el golpeteo monótono del pájaro carpintero.
Pero no puede con el río.

Ahora la tarde sigue fluyendo
Clara
diáfana y encendida
como si ninguna oscuridad
fuera posible.

Soy el corazón del pájaro
que vuela sobre el valle
Lato
y en mi latido sustento
el vuelo que me transporta.


30 abril 2017

Invocación III



Te espero en la alegría
con el corazón encendido como una vela
cálida
como la matriz materna
con una sonrisa en la boca
y los ojos
abiertos como flores.

28 abril 2017

Invocación II



Vida brillante
vibrante
luminosa
Penetra en mí y hazme traslúcida
como una luciernaga cuajada de amaneceres
Quiero irradiar luz
y que me veas
llegar hasta ti mientras
a mí llegas
y todas las puertas se abren
sobre sus goznes.
Sólo Luz.

23 abril 2017

Silencio IV


Si pienso que mi silencio depende de otros
es porque he olvidado que a mí
nada me falta

Silencio III



Escucho el silencio dentro de mí.
Permanezco en una vacuidad ilimitada.
Flotando.
Vacía de imágenes y vacía de sonidos.
Sólo estoy.

Silencio II


A veces me parece que me bifurco entre la que guarda el silencio aunque hable y la otra que habla aunque la boca permanezca muda.


Es mentira.

Soy una y soy otra. No es posible esa división.

Siempre hay elección y siempre se elige.

Hoy elijo ser una, ser otra, ser yo, ser tú, no ser nadie, Ser Todo.

Silencio I



Es mucho más difícil hablar
que permanecer en


Silencio



22 abril 2017

Renglones torcidos

Por aquel entonces
me dio por escribir mi vida con renglones torcidos.
Hiciera lo que hiciera cada línea se curvaba hacia abajo,
las letras se deslizaban hacia un profundo abismo negativo.
Como una fila de hormigas suicidas
eran succionadas por una extraña atracción,
una ley de gravedad poderosa e inexorable.

Y me dio por creer que alguien torcía mis pasos,
una fuerza oscura a la que llamé
Universo o Destino, a veces Dios.
Me pareció que no era ya mi mano la que escribía
sino que era guiada por otro,
un Otro taimado y cruel
(como si eso fuera posible).

Por aquel entonces
comencé a quejarme a todas horas
de la mala suerte, de los malos días, de la mala vida.
Comencé a insultar al espejo
Le decía “tú, tú, tú, maldito seas”
que tuerces cada línea que escribo, quebrando mi voluntad
que no me das lo que necesito
que me distraes de mí sin respetar mi propósito.

Y ya sólo veía al Otro
increpándome a grandes voces desde el espejo,
el dedo extendido acusador antes mis ojos impotentes.

Las líneas seguían torciéndose hacia abajo.
Una tras otra las letras saltaban hacia el abismo.
Así que dejé de creer que era mi mano la que escribía
y empecé a pensar que mi mano no era mi mano,
sino una entidad con vida propia, adherida a mi cuerpo
que igual podía escribir una línea torcida
o esgrimir un puñal o una pistola o una cuerda
o empujarme a la oscuridad como a las letras,
suspiro a suspiro.

Y creí, realmente creí, que todo se había acabado.
Me subí en el último renglón y desde allí
me dejé caer hacia el abismo
esperando que llegara la nada, que por fin
se deshiciera la historia para siempre.

Pero no pasó eso.
Tan solo me quedé colgada,
oscilando como un péndulo sobre el vacío
el cabello flotando sobre mi cabeza.

Todo lo que existía comenzó a caer hacia arriba.
Las comisuras de mis labios se giraron
atraídas por una inevitable gravedad
formando una sonrisa.

El espejo se estrelló contra el nuevo cielo
con un crujido leve de hojas muertas
o un susurro de nieve pisada,
y dentro no había nadie.

Así que sólo quedé yo, y quedó mi historia.

Ahí estaban todas las letras
Reordenándose desde otra perspectiva
Cada renglón enderezándose como un girasol
que levanta la cabeza para saludar al día que nace.

Miré mi mano y era mía
Y no había nadie más que yo.
Así que comencé a escribir de nuevo y las líneas
dibujaron espirales, soles, olas
Con una libertad desconocida.



21 abril 2017

Invocación I



Te respiro, verde
de la primavera mojada.
Respiro el azahar y siento las naranjas.
Toda la potencia y todo lo posible.
Te abrazo y te recibibo
metiendo las manos
y la cara
y la lengua
en la hierba mojada.
Voy a amar desde lo que crece,
desde la primavera.
Voy a cultivar la esperanza como si fuera
el jardín del paraiso.

09 abril 2017

La visita inesperada

En sueños. Apareció ÉL. No se parecía al que yo esperaba. Me dijo, aquí estoy, he llegado, SOY YO. Le dije, No es tu piel, ni tu pelo, ni tus ojos. Me dijo, No me pude traer esos atributos. Sentí que era ÉL y que también era OTRO. Me abrazó y me besó y me habló como Aquel Que Ama Mi Corazón. Pero no era su piel ni su pelo ni sus ojos. Y más adentro pude sentir al OTRO, como una presencia burlona. Le dije, No me reflejo, no son tus ojos de estrellas. Y me aparté de ÉL. Me dijo, Tu apego a lo aparente no te deja sentir la esencia.

Me dividí en dos que discutían. UNA percibía claramente la presencia de un OTRO que no debía estar. La OTRA creía la verdad que contenía la afirmación de ÉL. ¿Apegados a la estructura de lo aparente nos aferramos a la piel, al pelo, a los ojos, sin ser capaces de ver más allá?


Me quedé sola. Un ser único suspendido en el cosmos, creando universos, viviendo su sueño. Contenida y continente de todo lo posible. Contingente. El Todo. El punto. El SER.

05 abril 2017

Soy un arbolito plantado en el centro del universo
Con los brazos alzados y los dedos abiertos
Acaricio y me acarician todos los vientos.


01 abril 2017

Desde hace cien años


Desde hace cien años, cada noche
nos entramos en las sábanas y apagamos el día
Nuestros pies se enredan y tu mano
acaricia despacio la curva de mi vientre
Y así, entregados al amor, desvestidos de los cuerpos
nos fundimos en el sueño y sus misterios.

Como cada noche, desde hace cien años
tus dedos se acurrucan en mi vientre y ahí se duermen
En el dulce refugio que un día fue
fruta lozana cargada de semillas
Y hoy quisiera ser para siempre
tan solo el recipiente gozoso de tus besos
y el mullido lecho donde tu mano reposa.

Ahora, después de tantas estaciones pasadas en tus brazos
sé que el invierno ya no nos abandonará nunca
Y recuerdo, aún recuerdo
el primer soplo fragante de la primavera
el destello del sol de agosto en la espuma de las olas
la miel dorada de la luz tendida
sobre la alfombra crujiente de las hojas de otoño.

Y sin embargo me deleito
en la delicada geometría de los árboles desnudos
contra el blanco radiante de la nieve
O contemplando tu sonrisa entre el humo que soplo
sobre la taza de té a media tarde.

Me deleito cuando tu mano hoy,
como cada noche desde hace cien años,
acaricia despacio la curva dormida de mi vientre
Y despierta un enjambre de temblores
Y me deja un tesoro de besos.



30 marzo 2017

El temario del curso completo

Lección 1:  DESAPEGO
Lección 2:  DESAPEGO
Lección 3:  DESAPEGO
Lección 4:  DESAPEGO
Lección 5:  DESAPEGO

....Y AMOR INCONDICIONAL

20 marzo 2017

Ahora

Ahora es punto de fuga
Ahora es el sonido del viento en las cañas
Ahora es el incendio del amanecer sobre mis ojos
Ahora es el pié que me sostiene
y el paso que me impulsa hacia mañana.

Ahora es un cruce de caminos
Ahora es la luna reflejada en una lágrima
Ahora es el peso de una sombra en mi cintura
Ahora es la carta que hoy elijo
de todas las que guarda la vida en su baraja.

Ahora nada es bueno, nada es malo
Ahora no entiende de pasado ni futuro
Ahora ya no caben el tiempo y sus revueltas
Ahora nada dura y a la vez
escucho el latir del universo tras mi espalda.

Ahora me imagino, me engendro, me comparto
Ahora tengo el peso de una piedra
Ahora soy liviana como el cielo
Ahora me resumo en un instante y al segundo
me expando luminosa por abismos impensables.

Ahora ya soy múltiple y soy una
Ahora nueve veces me repito
Yo, Sólo yo, Yo Ahora
Yo despierta,
y también Yo
cada una de las otras que concibo.




08 marzo 2017

Cosas que quitan la pena (IV)

Que te escriban un poema reconociendo, amando y honrando a la diosa que hay en ti. 
Algo así como esto que escribió Antuán, para que yo pudiera dejar mis blancas flores en el profundo río de su amor.

La mujer que camina a mi lado
Es la mujer por la que camino.
De tan profunda, siento vértigo
Cuando me asomo al balcón encumbrado de su abismo.
De tan infinita, siento asombro
Cuando me arrojo al paisaje luminoso de su ser.
De tan acogedora, siento paz
Cuando me entrego al remanso fresco de su sombra
De tan poderosa siento plenitud
Cuando me derrito en el magma ardiente de su volcán.
Grande es esa mujer,
De tan mujer.
A veces ella,
De tanta fuerza que ruge
Se asusta y huye ladera abajo
A ningún sitio
Pues ella es el sitio
Y se mira
En cada risco.
Pendiente,
Ladera.
Y ahí nos encontramos
Para, cara a cara,
Amarnos
Fundirnos
Y volver a ser yo
El paseante
Y ella la Tierra