31 octubre 2019

La sal derramada

"Espejo". Delia Govantes Romero.


Hay en la noche una intimidad perversa
un acuerdo de relojes confabulados
engastando un rosario de horas mezquinas
con esparadrapo y esmalte rubí.
Tiene esa crueldad disfrazada de candor
de internado femenino,
de pecados susurrados
en reclinatorios apolillados de falso terciopelo.
Hay en la noche un perfume de desdicha
de sábanas sobadas, de calores oxidados
Y hay un sudor en la axila
un olor en el dobladillo
un gesto equívoco en la mueca
de la primavera que ya se caduca
en un crepúsculo de fin de fiesta.
Hay en la brisa nocturna un aroma
tropical de flores podridas
de fruta olvidada bajo los mostradores
de infusión de manzanilla para el dolor de tripa.
Y un regusto a carmín barato
y a rimel corrido, desteñido
en arroyos afluentes de lágrimas tristes
de lágrimas prohibidas
de olvidos robados al recuerdo
de nostalgias de calcetines de colegiala
en los ligueros ceñidos a los muslos
excesivos y rotundos como ceros.
Y hablar de mariposas nocturnas es
hablar por hablar de poesía
Es negar
las esquinas, los gatos negros, el pie izquierdo,
las polillas, el desconsuelo, el número 13,
los espejos rotos
Las putas y sal derramada.


Blues

"Blues". Delia Govantes Romero.

Tú siempre quisiste ser

Bogart desapareciendo entre la niebla
sin cuentas pendientes
y con el sombrero calado hasta las cejas.

A mí siempre me gustaron
las mujeres sin nada mas que perder
con grandes ojeras azules
bajo enormes ojos de mirada turbia.

La banda sonora de nuestra vida fluía
oscura, sensual, infinitamente melancólica
como un saxofón en la noche
como la sirena de un barco que se marcha
como la voz de tomwaits retumbando
en callejones que no van
a ninguna parte.

No comprendimos entonces
la inmensa soledad de Bogart sin sombrero
ni que las niñas duras siempre esconden
un corazón destrozado.

No comprendimos que así
no sería posible encontrarnos sino tan solo
pintar la tristeza de azul
como un blues,
como las ojeras de quien siempre pierde
como la vida entera sin mirarnos
Como desvanecernos entre la niebla.