08 marzo 2017

Cosas que quitan la pena (IV)

Que te escriban un poema reconociendo, amando y honrando a la diosa que hay en ti. 
Algo así como esto que escribió Antuán, para que yo pudiera dejar mis blancas flores en el profundo río de su amor.

La mujer que camina a mi lado
Es la mujer por la que camino.
De tan profunda, siento vértigo
Cuando me asomo al balcón encumbrado de su abismo.
De tan infinita, siento asombro
Cuando me arrojo al paisaje luminoso de su ser.
De tan acogedora, siento paz
Cuando me entrego al remanso fresco de su sombra
De tan poderosa siento plenitud
Cuando me derrito en el magma ardiente de su volcán.
Grande es esa mujer,
De tan mujer.
A veces ella,
De tanta fuerza que ruge
Se asusta y huye ladera abajo
A ningún sitio
Pues ella es el sitio
Y se mira
En cada risco.
Pendiente,
Ladera.
Y ahí nos encontramos
Para, cara a cara,
Amarnos
Fundirnos
Y volver a ser yo
El paseante
Y ella la Tierra

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