29 diciembre 2019

A aquel que no eres

"Yacente". Delia Govantes Romero.
Al amigo imaginario que a veces sueño 
velado a las miradas cuajadas de rocío 
dormido en simas rodeadas de silencio.
Al amigo imaginario que vestí con tu voz 
y construí en innumerables tardes solitarias 
por todo lo que eres y todo lo que te otorgo 
voy a bendecirte desde el principio de los tiempos. 
  
Como una diosa creando el universo 
quisiera convocar el fuego y el viento 
el agua 
la madera el metal el tintineo 
de una campanilla de cristal 
el sonoro rugir de una cascada 
y con todo ello acuñarte, fluido y firme 
y después insuflarte el hálito 
Y que respires.

Si la magia existiera podría impulsarme 
sobre el viento en alas cargadas de jilgueros 
cuajadas de visiones 
de árboles 
de insectos 
e inclinarme sobre ti ángel caído 
mito yacente 
olvidado de su propia herida 
(jurando que ya no duele) 
y besar tu hombro derecho 
en ese gesto extraño en el que te honro 
lleno de amor e indefinible respeto 
de infinito cuidado.

Si la magia existiera 
tú deberías ser posible 
por cada día que me siento sola 
y por cada noche en que te invento triste 
Y ya por bailar, bailar contigo 
entre enormes abismos y henchidas grietas 
mientras vuelve la luz y el alma espera 
para remontar el vuelo.

Si la magia sirviera te guardaría 
a este lado del sueño 
no donde yaces sombrío y solitario 
negando a la luz de la vela tu rostro iluminado 
y regarías el resplandor de tu sonrisa 
más allá de la voz de los cristales, reflejos 
donde ni toda la alegría del mundo puede alcanzar 
ni yo te alcanzo, ya no te alcanzo 
ni te retengo 
ni te extravío ni te sumerges
Sólo sigues tu camino 
fugaz y extraño 
como esta primavera que nunca llega.

Simetrías

"A la caza alcance". Delia Govantes Romero

Hoy me desperté con un discreto dolor en los omóplatos
un dolor de brote germinal empujando la carne
justo en el nacimiento de las alas
justo donde les brotan las alas a los ángeles.
Empuñando mi tristeza con la mano derecha
y el cepillo de dientes con la mano izquierda
me dispuse a batirme en retirada
después de descartar batirme en duelo
con la otra de ojos florecidos,
pues ya dolía bastante el suelo
sembrado de diamantes semillas lágrimas
y migas de pan para los pájaros de la mañana.
Miré mis manos, racimos de dedos
y cuencos vacíos o llenos de promesas
y me asomé de nuevo al espejo flor que permanecía
redondo y oscuro como un pozo.
Esperaba ver tu mirada
vigilándome serenamente
cuidándome desde algún espacio intermedio.
Pero únicamente encontré
la doble soledad paralela de mis ojos
y una pluma de ganso que caía
desde la altura infinita donde se congela el aliento
Allá donde vuelan los ángeles.
Agité un poco alas, para acomodar las plumas
e inserté la de ganso entre las mías
como se introduce una flecha en el carcaj
y todo estuvo cumplido.
El sol y la luna se miraban de frente
afuera cantaba el mirlo
y ya nada carecía de sentido.

12 diciembre 2019

Mi vida con el fantasma

"Insane". Delia Govantes Romero
Estoy viviendo con un fantasma,
Su existencia prendida a la mía
como la piel a la carne
como la carne al hueso
tan distintos e inseparables.
Estoy viviendo con un fantasma.
A veces le hablo y parece que me escucha
pero su boca está cuajada de silencios,
de hojas muertas, de insectos,
de inviernos pretéritos que crepitan
como eco de mis palabras.
Estoy viviendo sola con un fantasma.
A veces me muevo y parece que me ve,
pero sus ojos están cubiertos de rocío,
de fragmentos de cristal,
de noches sin luna, entregadas
a un olvido ciego y sin nombre.
Y me observo
mil veces perdida en los reflejos
de los espejos que tapamos.
Estoy viviendo con un fantasma
Deambula por la casa con ropajes oscuros,
su rostro es pálido, su caminar liviano
sin sonido y sin huellas
como si no tuviera peso en este mundo.
A veces en las noches se tumba a mi lado
Boca arriba, las manos cruzadas sobre el pecho,
sin tocarme.
Yo me acurruco y duermo sola junto a mi fantasma.
Ayer le pregunté
"¿qué harías si volvieras a la vida?"
Y aproximé mi oído a su boca para escuchar
“Correría, saltaría por los campos,
volvería a cantar”
“¿Y yo que haría entonces?”, le dije
“Podrías saltar y correr a mi lado” alcance a entender.
No se puede esperar otra cosa de un fantasma.
A veces, cuando me acuesto, su cuerpo yace junto al mío.
No se mueve, pero siento su presencia
y entonces el sueño, compasivo, me recoge.
Pero luego me despierto y lo oigo
caminando por la casa quedamente.
No lleva cadenas, ni ulula, ni asusta demasiado.
Tan solo
lo escucho suspirar por las estancias,
se queja en voz bajita,
sobresalta a los gatos.
He acabado por acostumbrarme.
Y así pasan las noches, una tras otra
desde antes de que empezara el tiempo.
En las mañanas, cuando me levanto, salgo a la luz,
dejo que el sol me caliente,
y puedo sentir mi sangre
galopando al trote por mi cuerpo,
golpeando mi alma como un tambor
que me despierta de un sueño muy antiguo.
Y me dan ganas de correr hasta el valle,
gritarle al viento que sigo viva.
Me dan ganas de bailar,
de tomar una copa de vino o reír a carcajadas.
Pero hay algo tan fuerte como la gravedad
Ineludible
como el peso de una piedra sobre el suelo
que me lleva de vuelta a la casa,
a la estancia oscura,
al silencio y la quietud,
al frío del invierno.
Y vuelvo por comprobar si hoy hemos resucitado
Por saber si hoy beberemos el vino y gritaremos al viento
Por saber si hoy saltaremos por el campo y cantaremos
Y bailaremos como locos al sol del mediodía.
Por saber si hoy por fin
el hechizo ha terminado.

10 diciembre 2019





Ser
como son los fantasmas
como una gota en la tormenta
como una nota (discordante)
como el vacío entre dos líneas
de un código de barras.
Ser.
Sólo para mí.
Como el árbol que cae en el bosque
o la luna a mediodía.

31 octubre 2019

La sal derramada

"Espejo". Delia Govantes Romero.


Hay en la noche una intimidad perversa
un acuerdo de relojes confabulados
engastando un rosario de horas mezquinas
con esparadrapo y esmalte rubí.
Tiene esa crueldad disfrazada de candor
de internado femenino,
de pecados susurrados
en reclinatorios apolillados de falso terciopelo.
Hay en la noche un perfume de desdicha
de sábanas sobadas, de calores oxidados
Y hay un sudor en la axila
un olor en el dobladillo
un gesto equívoco en la mueca
de la primavera que ya se caduca
en un crepúsculo de fin de fiesta.
Hay en la brisa nocturna un aroma
tropical de flores podridas
de fruta olvidada bajo los mostradores
de infusión de manzanilla para el dolor de tripa.
Y un regusto a carmín barato
y a rimel corrido, desteñido
en arroyos afluentes de lágrimas tristes
de lágrimas prohibidas
de olvidos robados al recuerdo
de nostalgias de calcetines de colegiala
en los ligueros ceñidos a los muslos
excesivos y rotundos como ceros.
Y hablar de mariposas nocturnas es
hablar por hablar de poesía
Es negar
las esquinas, los gatos negros, el pie izquierdo,
las polillas, el desconsuelo, el número 13,
los espejos rotos
Las putas y sal derramada.


Blues

"Blues". Delia Govantes Romero.

Tú siempre quisiste ser

Bogart desapareciendo entre la niebla
sin cuentas pendientes
y con el sombrero calado hasta las cejas.

A mí siempre me gustaron
las mujeres sin nada mas que perder
con grandes ojeras azules
bajo enormes ojos de mirada turbia.

La banda sonora de nuestra vida fluía
oscura, sensual, infinitamente melancólica
como un saxofón en la noche
como la sirena de un barco que se marcha
como la voz de tomwaits retumbando
en callejones que no van
a ninguna parte.

No comprendimos entonces
la inmensa soledad de Bogart sin sombrero
ni que las niñas duras siempre esconden
un corazón destrozado.

No comprendimos que así
no sería posible encontrarnos sino tan solo
pintar la tristeza de azul
como un blues,
como las ojeras de quien siempre pierde
como la vida entera sin mirarnos
Como desvanecernos entre la niebla.



20 julio 2019

Llanto para un eclipse

"Principio y fin de algún mundo". Delia Govantes Romero

Domingo, lunes
qué más da
solo una extrañeza solo
saber que algo va
mal 
Que todo se desliza que la realidad 
se disuelve 
como un helado al sol 
grotesca y pegajosa 
Me tengo que ir tengo 
que buscar un 
Faro 
Faro al anochecer 
crisálida cuajada de luz cuando aún 
la luz no ha desaparecido cuando aún 
el mundo está en su lugar cuando aún 
las cosas tienen definición 
Todo será mejor si puedo estar 
viendo el anochecer, 
el despertar dorado de la crisálida de algún faro 
sobre el acantilado 
sentada
sobre todos los límites 
en la encrucijada del mar 
y el cielo 
y la tierra 
y mi alma 
Eso son los faros 
Encrucijadas 
anclas 
lugares marcados para aferrarse 
Cuando ya 
las estrellas se quedaron a vivir 
en otros cielos 
todas tapando la inexistente negrura del firmamento 
de África 
y ya ni la luna se asoma 
por mi barrio 
a no ser 
para tapar el sol y conseguir 
que las sombras 
crezcan a deshoras tras las tapias 
y se escondan por los soportales 
y se alarguen buscando cobijo 
en el asfalto 
mimetizadas con las manchas de aceite 
de los coches 
Eclipse 
Faro 
y el mundo deshaciéndose 
oscilando mientras la realidad desaparece 
Cuándo estaremos preparados 
para esta disolución 
y el vacío 
o la totalidad 
Hay un vértigo en espiral de flores muertas 
y un torbellino de pipas de girasol por las esquinas 
de la certeza 
Solo hay que dar media vuelta y conducir hasta el faro 
donde hay límites, encrucijadas 
en el fin de todos los mundos posibles 
definidos en ese fin con la luz 
que se concreta y se crece y se hace 
la dueña de todo lo que tiene 
algún sentido 
Treinta grados que saben a cincuenta 
en este verano indio, en este veranillo 
del membrillo 
San Martín, la vendimia 
y su puta madre 
la tristeza me deja en la boca sabor 
a hierbabuena 
a sal 
a tabaco mojado 
Desde la evaporación de la ausencia y la nada 
solo veo el faro creo que allí 
me calmaría 
de este dolor de relojes 
andando hacia atrás 
de este cansancio de horas 
desparramadas 
Yo no soy yo y la verdad no existe 
más allá de los relojes que no marcan nada 
más allá de las preguntas no hay respuestas 
más allá de las respuestas no hay respuestas 
y las estrellas no viven en mi barrio 
que es un monstruo enfermo que mira hacia el suelo 
mientras los confines se disuelven y todo se convierte 
en un espeso torbellino de tijeras 
cortando las esquinas de lo posible 
Me quiere no me quiere 
no te quiere, no te quiere, no te quiere 
o te quiere qué más da 
si no existe un solo momento de verdad entre nosotros 
y aunque tu sombra crezca no habrá forma de que me des 
la mano 
mas allá del faro 
mas allá del faro 
La luna se ha asomado 
tan solo para tapar el sol 
como un ojo ciego 
Bebamos el vino ahora
volvámonos locos ahora
porque 
después de este instante todo va a estallar 
en un arcoíris perfecto de desangradas risas 
y desaparecerán nuestros infiernos privados 
y empezaremos de nuevo 
Solo el faro gira y gira 
constante 
marcando la encrucijada, marcando 
todos los límites 
marcando 
la esquinita por donde terminará de arder 
La realidad.


14 junio 2019

"Espejos de Agua". Delia Govantes Romero.

Sueño de un niño
Navegan las aguas
patos y estrellas.



80 años

Imágen propiedad de AMEDE San Fernando editada por Delia Govantes

Lentamente, con cuidado,
con paciencia infinita,
desenterramos décadas de olvido.
Piedra a piedra,
con la pala, con las manos, con los dedos
Con el alma.

Palmo a palmo vamos descendiendo
hasta encontrar tus restos.
Alguien que amó y fue amado
Alguien que se levantaba cada mañana
Alguien que llevaba ese día
unas pocas monedas en el bolsillo.
Alguien que tal vez no pensó al despertar
que ese sería el último sol que vería alzarse sobre La Isla.

Ochenta años son suficientes
para estar con la boca llena de tierra,
tronchado sobre el suelo como una madeja de huesos,
aplastados por décadas de desmemoria
o recordado sólo en voz baja,
la sepultura marcada con una cruz invisible
en el último rincón del cementerio.

Ahora
Tu silueta se dibuja incrustada en el suelo
y vamos rescatando uno a uno tus huesos,
unas monedas, un botón, una bala.
Recomponemos los fragmentos quebrados
de tu humanidad deshecha,
y lo hacemos lentamente.
Porque ellos tuvieron prisa
nosotros no la tenemos.

Poco a poco limpiamos tus huesos,
con cuidado, con delicadeza, con amor,
con todo eso que no tuviste.
Porque ellos te mancillaron
nosotros te honramos
al tomar cada uno de tus huesos entre las manos,
como un tesoro frágil y precioso,
la arquitectura sagrada de tu cuerpo,
el armazón de lo que un día fue un hombre.

Desenterramos los pies que te sostuvieron,
las manos que acariciaron a un ser amado,
la mandíbula que hizo posible tu risa.
Y te honramos en cada gesto,
te honramos mientras limpiamos la tierra
y la memoria.
Porque ellos te robaron la dignidad
nosotros te la devolvemos.

Y sonreímos, amamos, acariciamos
Igual que tú lo hacías
Y hablamos, ya no callamos,
Porque se acabó el silencio para todos.

Porque ochenta años con la boca llena de tierra
Son suficientes.

Delia Govantes Romero, en San Fernando (Cádiz). 2018.

05 junio 2019

Le Pendu

"Colgada". Delia Govantes.

Caen dos gotas 
huérfanas, se desconocen 
Pronto comenzará a llover.

Caen dos notas
en mitad de ninguna parte 
y hay un hondo sonido inverso 
absorbiendo toda la luz 
en un eco amortiguado, hipnótico
Amniótico 
En esta calma me hallo 
colgada boca abajo 
mi tu su 
mi fa sol 
soy somos estamos 
siendo absorbidos por el centro 
desnacidos hacia lo oscuro 
Allí nos encontramos

Caen dos gotas
huérfanas, se reconocen 
Amanecemos hacia dentro.

El cuerpo o el viento

"Arbolito feliz". Delia Govantes.

Ya la niebla desciende
azul y fría como un espectro
dejando jirones de su sudario
enganchados en las esquinas del amanecer
Y desde el sueño me entro en el cuerpo
abandonado y tibio
que me recoge
con la cóncava familiaridad 
de la cuna de un niño.

Me entro
me calzo la carne que me cubre
suave y conocida carne y piel y pelo
Y entonces
el viento ya no me atraviesa porque
se interpone el cuerpo
porque
tengo la materialidad de la piedra
una cosecha de átomos que se concentra
cuajándose en mí.

Y camino
respiro
recorro
inspiro
trabajo
espiro
como
suspiro
converso
Y expiro un poco
la carne ya no me sienta tan bien
no.

Pero se va tendiendo la noche sobre la ciudad
como una inmensa pantera
envolviéndola en su oscuro terciopelo
y abrigando el silencio
Así que lentamente me desvisto
de la piel cansada, de la carne
y con la ceremonia de una sagrada ofrenda
Agradezco,
devuelvo mi cuerpo
Y dejo que me atraviese el viento.

04 junio 2019

Todo se transforma, Jorge Drexler



En el 2004 Jorge Drexler nos explicó, con una sencillez y una profundidad insuperable, la conexión que existe entre todas las cosas. Nos hizo sentir que habitamos un Universo conectado y con sentido, como una enorme y hermosa maquinaria engranada por una inteligencia superior, fluyendo con facilidad al ritmo del corazón, del vaivén de la vida.

Cuando escuché por primera vez esta canción algunos mensajes se inscribieron en mí de una forma indeleble. Que el amor es un flujo que circula libre y sin fronteras, alimentando tanto al que lo da como al que lo recibe. Que el universo es justo y está en armonía y que no necesariamente te devuelve lo que diste por el mismo cauce, pero siempre te lo devuelve. Que la certeza de ese equilibrio nos hace más desapegados, más confiados, más conscientes, más felices. Que el amor no es posesión, sino entrega. Que nada se pierde, que todo se Transforma.


Tu beso se hizo calor,
luego el calor, movimiento,
luego gota de sudor
que se hizo vapor, luego viento
que en un rincón de La Rioja
movió el aspa de un molino
mientras se pisaba el vino
que bebió tu boca roja.

Tu boca roja en la mía,
la copa que gira en mi mano,
y mientras el vino caía
supe que de algún lejano
rincón de otra galaxia,
el amor que me darías,
transformado, volvería
un día a darte las gracias.

Cada uno da lo que recibe
y luego recibe lo que da,
nada es más simple,
no hay otra norma:
nada se pierde,
todo se transforma.

El vino que pagué yo,
con aquel euro italiano
que había estado en un vagón
antes de estar en mi mano,
y antes de eso en Torino,
y antes de Torino, en Prato,
donde hicieron mi zapato
sobre el que caería el vino.

Zapato que en unas horas
buscaré bajo tu cama
con las luces de la aurora,
junto a tus sandalias planas
que compraste aquella vez
en Salvador de Bahía,
donde a otro diste el amor
que hoy yo te devolvería...

Cada uno da lo que recibe
y luego recibe lo que da,
nada es más simple,
no hay otra norma:
nada se pierde,
todo se transforma.

Sólo se trata de ReCordar


ReCordar en el sentido etimológico es "volver a pasar por el corazón". Eso implica tomarnos el tiempo necesario para recorrer de nuevo el camino y revisar las ideas, conceptos y experiencias, esta vez desde el corazón y sin recurrir a los viejos atajos cognitivos que nos prestan los prejuicios.

La palabra ReCordar tenía antiguamente también el significado de Despertar, partiendo de la idea grecoromana de que la sede de la mente y de la memoria estaba en el corazón. Ese Despertar o ReCordar tendría pues el significado de "volver en sí" o "reconectar con la conciencia".

Decía Ortega y Gasset: "El yo pasado, lo que ayer sentimos y pensamos vivo, perdura en una existencia subterránea del espíritu. Basta con que nos desentendamos de la urgente actualidad para que ascienda a flor de alma todo ese pasado nuestro y se ponga de nuevo a resonar. Con una palabra de bellos contornos etimológicos decimos que lo recordamos -esto es, que lo volvemos a pasar por el estuario de nuestro corazón-. Dante diría per il lago del cor".

Se trata pues de ReCordar. Y más aún, se trata de ir más allá de los límites de nuestra propias experiencias temporales en este cuerpo físico. Se trata de acceder a memorias más antiguas y profundas. A un legado de sabiduría que nos impregna y nos rodea y del cual, sin embargo, tenemos la impresión de que en algún momento perdimos la llave, que se extravió el mapa y que olvidamos la manera de retornar a la fuente.

Y nos volvemos locos buscando fuera de nosotros. Leemos, preguntamos, estudiamos, indagamos. Buscamos maestros que nos digan cómo, alguien que sepa dibujar el mapa, mercados donde comprar las llaves.

Pero se trata tan sólo de ReCordar. De volver a pasar por el corazón. Y cuando empezamos a ReCordar ocurren cosas maravillosas. Las mujeres nos ponemos en cuclillas sobre la tierra para sanarnos. Los hombres bendicen a sus hijos enseñándoles que son invulnerables. Encontramos en el cuerpo y sus manifestaciones un perfecto aliado de nuestro sentir profundo. Empezamos a ver la forma de Dios en la espiral perfecta de la lengua de una mariposa. Y ACordamos, acercamos los corazones. Y nos ReUnimos.

Y finalmente comprendemos que nunca estuvimos separados ni perdidos. Que sólo se trataba de ReCordar.

Devoraciones


A veces he amado con hambre. Y eso no es Amor.

. . .


I
Extendió los manteles
de su avidez sobre mi mesa

muerta y en nombre de su grande

indestructible amor

fue destruyéndome

mientras contrito yo de mí lloraba

un llanto tenue, azul y solitario

bajo la sombra oscura

de ningún otro amor.


II
Él te devora a ti, tú

me devoras, yo

te devoraríame a vosotros mientras

un muerto inacabable nos devora
que abre feliz autófagas sus fauces.

III
Y cuidadosamente puso
sobre la flor sin fin de mi cadáver
su inalterable luz
oh muerte,
dónde está tu victoria.




Jose Angel Valente.
Tres devoraciones (de Material Memoria)

¿ crezco porque me duele o me duele porque crezco ?

GRACIAS

G R A C I A S


al dios sol que hoy
pasó su dedo por el lomo verde del mundo
dejando una huella viva de flores amarillas


Yo, mi, me, conmigo