"Principio y fin de algún mundo". Delia Govantes Romero |
Domingo, lunes
qué más da
solo una extrañeza solo
saber que algo va
mal
Que todo se desliza que la realidad
se disuelve
como un helado al sol
grotesca y pegajosa
Me tengo que ir tengo
que buscar un
Faro
Faro al anochecer
crisálida cuajada de luz cuando aún
la luz no ha desaparecido cuando aún
el mundo está en su lugar cuando aún
las cosas tienen definición
Todo será mejor si puedo estar
viendo el anochecer,
el despertar dorado de la crisálida de algún faro
sobre el acantilado
sentada
sobre todos los límites
en la encrucijada del mar
y el cielo
y la tierra
y mi alma
Eso son los faros
Encrucijadas
anclas
lugares marcados para aferrarse
Cuando ya
las estrellas se quedaron a vivir
en otros cielos
todas tapando la inexistente negrura del firmamento
de África
y ya ni la luna se asoma
por mi barrio
a no ser
para tapar el sol y conseguir
que las sombras
crezcan a deshoras tras las tapias
y se escondan por los soportales
y se alarguen buscando cobijo
en el asfalto
mimetizadas con las manchas de aceite
de los coches
Eclipse
Faro
y el mundo deshaciéndose
oscilando mientras la realidad desaparece
Cuándo estaremos preparados
para esta disolución
y el vacío
o la totalidad
Hay un vértigo en espiral de flores muertas
y un torbellino de pipas de girasol por las esquinas
de la certeza
Solo hay que dar media vuelta y conducir hasta el faro
donde hay límites, encrucijadas
en el fin de todos los mundos posibles
definidos en ese fin con la luz
que se concreta y se crece y se hace
la dueña de todo lo que tiene
algún sentido
Treinta grados que saben a cincuenta
en este verano indio, en este veranillo
del membrillo
San Martín, la vendimia
y su puta madre
la tristeza me deja en la boca sabor
a hierbabuena
a sal
a tabaco mojado
Desde la evaporación de la ausencia y la nada
solo veo el faro creo que allí
me calmaría
de este dolor de relojes
andando hacia atrás
de este cansancio de horas
desparramadas
Yo no soy yo y la verdad no existe
más allá de los relojes que no marcan nada
más allá de las preguntas no hay respuestas
más allá de las respuestas no hay respuestas
y las estrellas no viven en mi barrio
que es un monstruo enfermo que mira hacia el suelo
mientras los confines se disuelven y todo se convierte
en un espeso torbellino de tijeras
cortando las esquinas de lo posible
Me quiere no me quiere
no te quiere, no te quiere, no te quiere
o te quiere qué más da
si no existe un solo momento de verdad entre nosotros
y aunque tu sombra crezca no habrá forma de que me des
la mano
mas allá del faro
mas allá del faro
La luna se ha asomado
tan solo para tapar el sol
como un ojo ciego
Bebamos el vino ahora
volvámonos locos ahora
porque
después de este instante todo va a estallar
en un arcoíris perfecto de desangradas risas
y desaparecerán nuestros infiernos privados
y empezaremos de nuevo
Solo el faro gira y gira
constante
marcando la encrucijada, marcando
todos los límites
marcando
la esquinita por donde terminará de arder
La realidad.
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