"A la caza alcance". Delia Govantes Romero
Hoy me desperté con un discreto dolor en los omóplatos un dolor de brote germinal empujando la carne justo en el nacimiento de las alas justo donde les brotan las alas a los ángeles. Empuñando mi tristeza con la mano derecha y el cepillo de dientes con la mano izquierda me dispuse a batirme en retirada después de descartar batirme en duelo con la otra de ojos florecidos, pues ya dolía bastante el suelo sembrado de diamantes semillas lágrimas y migas de pan para los pájaros de la mañana. Miré mis manos, racimos de dedos y cuencos vacíos o llenos de promesas y me asomé de nuevo al espejo flor que permanecía redondo y oscuro como un pozo. Esperaba ver tu mirada vigilándome serenamente cuidándome desde algún espacio intermedio. Pero únicamente encontré la doble soledad paralela de mis ojos y una pluma de ganso que caía desde la altura infinita donde se congela el aliento Allá donde vuelan los ángeles. Agité un poco alas, para acomodar las plumas e inserté la de ganso entre las mías como se introduce una flecha en el carcaj y todo estuvo cumplido. El sol y la luna se miraban de frente afuera cantaba el mirlo y ya nada carecía de sentido.
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