30 abril 2017

Invocación III



Te espero en la alegría
con el corazón encendido como una vela
cálida
como la matriz materna
con una sonrisa en la boca
y los ojos
abiertos como flores.

28 abril 2017

Invocación II



Vida brillante
vibrante
luminosa
Penetra en mí y hazme traslúcida
como una luciernaga cuajada de amaneceres
Quiero irradiar luz
y que me veas
llegar hasta ti mientras
a mí llegas
y todas las puertas se abren
sobre sus goznes.
Sólo Luz.

23 abril 2017

Silencio IV


Si pienso que mi silencio depende de otros
es porque he olvidado que a mí
nada me falta

Silencio III



Escucho el silencio dentro de mí.
Permanezco en una vacuidad ilimitada.
Flotando.
Vacía de imágenes y vacía de sonidos.
Sólo estoy.

Silencio II


A veces me parece que me bifurco entre la que guarda el silencio aunque hable y la otra que habla aunque la boca permanezca muda.


Es mentira.

Soy una y soy otra. No es posible esa división.

Siempre hay elección y siempre se elige.

Hoy elijo ser una, ser otra, ser yo, ser tú, no ser nadie, Ser Todo.

Silencio I



Es mucho más difícil hablar
que permanecer en


Silencio



22 abril 2017

Renglones torcidos

Por aquel entonces
me dio por escribir mi vida con renglones torcidos.
Hiciera lo que hiciera cada línea se curvaba hacia abajo,
las letras se deslizaban hacia un profundo abismo negativo.
Como una fila de hormigas suicidas
eran succionadas por una extraña atracción,
una ley de gravedad poderosa e inexorable.

Y me dio por creer que alguien torcía mis pasos,
una fuerza oscura a la que llamé
Universo o Destino, a veces Dios.
Me pareció que no era ya mi mano la que escribía
sino que era guiada por otro,
un Otro taimado y cruel
(como si eso fuera posible).

Por aquel entonces
comencé a quejarme a todas horas
de la mala suerte, de los malos días, de la mala vida.
Comencé a insultar al espejo
Le decía “tú, tú, tú, maldito seas”
que tuerces cada línea que escribo, quebrando mi voluntad
que no me das lo que necesito
que me distraes de mí sin respetar mi propósito.

Y ya sólo veía al Otro
increpándome a grandes voces desde el espejo,
el dedo extendido acusador antes mis ojos impotentes.

Las líneas seguían torciéndose hacia abajo.
Una tras otra las letras saltaban hacia el abismo.
Así que dejé de creer que era mi mano la que escribía
y empecé a pensar que mi mano no era mi mano,
sino una entidad con vida propia, adherida a mi cuerpo
que igual podía escribir una línea torcida
o esgrimir un puñal o una pistola o una cuerda
o empujarme a la oscuridad como a las letras,
suspiro a suspiro.

Y creí, realmente creí, que todo se había acabado.
Me subí en el último renglón y desde allí
me dejé caer hacia el abismo
esperando que llegara la nada, que por fin
se deshiciera la historia para siempre.

Pero no pasó eso.
Tan solo me quedé colgada,
oscilando como un péndulo sobre el vacío
el cabello flotando sobre mi cabeza.

Todo lo que existía comenzó a caer hacia arriba.
Las comisuras de mis labios se giraron
atraídas por una inevitable gravedad
formando una sonrisa.

El espejo se estrelló contra el nuevo cielo
con un crujido leve de hojas muertas
o un susurro de nieve pisada,
y dentro no había nadie.

Así que sólo quedé yo, y quedó mi historia.

Ahí estaban todas las letras
Reordenándose desde otra perspectiva
Cada renglón enderezándose como un girasol
que levanta la cabeza para saludar al día que nace.

Miré mi mano y era mía
Y no había nadie más que yo.
Así que comencé a escribir de nuevo y las líneas
dibujaron espirales, soles, olas
Con una libertad desconocida.



21 abril 2017

Invocación I



Te respiro, verde
de la primavera mojada.
Respiro el azahar y siento las naranjas.
Toda la potencia y todo lo posible.
Te abrazo y te recibibo
metiendo las manos
y la cara
y la lengua
en la hierba mojada.
Voy a amar desde lo que crece,
desde la primavera.
Voy a cultivar la esperanza como si fuera
el jardín del paraiso.

09 abril 2017

La visita inesperada

En sueños. Apareció ÉL. No se parecía al que yo esperaba. Me dijo, aquí estoy, he llegado, SOY YO. Le dije, No es tu piel, ni tu pelo, ni tus ojos. Me dijo, No me pude traer esos atributos. Sentí que era ÉL y que también era OTRO. Me abrazó y me besó y me habló como Aquel Que Ama Mi Corazón. Pero no era su piel ni su pelo ni sus ojos. Y más adentro pude sentir al OTRO, como una presencia burlona. Le dije, No me reflejo, no son tus ojos de estrellas. Y me aparté de ÉL. Me dijo, Tu apego a lo aparente no te deja sentir la esencia.

Me dividí en dos que discutían. UNA percibía claramente la presencia de un OTRO que no debía estar. La OTRA creía la verdad que contenía la afirmación de ÉL. ¿Apegados a la estructura de lo aparente nos aferramos a la piel, al pelo, a los ojos, sin ser capaces de ver más allá?


Me quedé sola. Un ser único suspendido en el cosmos, creando universos, viviendo su sueño. Contenida y continente de todo lo posible. Contingente. El Todo. El punto. El SER.

05 abril 2017

Soy un arbolito plantado en el centro del universo
Con los brazos alzados y los dedos abiertos
Acaricio y me acarician todos los vientos.


01 abril 2017

Desde hace cien años


Desde hace cien años, cada noche
nos entramos en las sábanas y apagamos el día
Nuestros pies se enredan y tu mano
acaricia despacio la curva de mi vientre
Y así, entregados al amor, desvestidos de los cuerpos
nos fundimos en el sueño y sus misterios.

Como cada noche, desde hace cien años
tus dedos se acurrucan en mi vientre y ahí se duermen
En el dulce refugio que un día fue
fruta lozana cargada de semillas
Y hoy quisiera ser para siempre
tan solo el recipiente gozoso de tus besos
y el mullido lecho donde tu mano reposa.

Ahora, después de tantas estaciones pasadas en tus brazos
sé que el invierno ya no nos abandonará nunca
Y recuerdo, aún recuerdo
el primer soplo fragante de la primavera
el destello del sol de agosto en la espuma de las olas
la miel dorada de la luz tendida
sobre la alfombra crujiente de las hojas de otoño.

Y sin embargo me deleito
en la delicada geometría de los árboles desnudos
contra el blanco radiante de la nieve
O contemplando tu sonrisa entre el humo que soplo
sobre la taza de té a media tarde.

Me deleito cuando tu mano hoy,
como cada noche desde hace cien años,
acaricia despacio la curva dormida de mi vientre
Y despierta un enjambre de temblores
Y me deja un tesoro de besos.