27 febrero 2017

Pequeños milagros

Ayer.

Ayer puse aquí la pregunta que me atormenta.

Esa pregunta que empezó como un susurro y que ha ido creciendo hasta hacerse imposible de esquivar, pues me grita su miedo desde las esquinas de mi conciencia y se acurruca en mi almohada para colarse en mis sueños.

A la vez que caen las máscaras, cáscaras vacías, hojas muertas. Mientras deconstruyo lo que creí tanto tiempo mi personalidad y mi persona. Cuando me doy cuenta que cada vez conozco más lo que no soy y menos lo que soy.

¿Y si detrás de la última máscara no hubiera nada?


Pero hoy

Hoy había una respuesta, certera como una flecha. Un comentario sencillo y preciso:

..."porque donde unas cuencas vacías amanezcan...ella pondrá dos piedras de futura mirada!..."
Olivier Franconetti, dice llamarse el mediador
Miguel Hernández, Para la Libertad, el visionario
Y más allá El Universo, confabulando

Por todo ello ya no tengo miedo
Hoy
que donde unas cuencas vacías amanezcan
puedo poner dos piedras de futura mirada
y hacer que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.

Hoy dejo de ser buscadora para ser creadora.

Gracias. Al mediador, al visionario. Al Universo.


16 febrero 2017

Continuidad de los bosques




En el campito. En la naturaleza doméstica del árbol, el huerto, la casita, el pozo. Esa clase de cosas con las que el bosque nos permite creer que somos capaces de poseerlo.

Tú tienes un árbol ante tu puerta y estás realmente convencido de que tienes un árbol. Puedes podarlo, ponerle una cerca alrededor, puedes incluso talarlo.

Pero un árbol no es un árbol, es todos los árboles. TODOS los árboles. Y no se pueden poseer todos los árboles al igual que no puedes encerrar todo el aire en una botella, por grande que sea.

El campito es la creencia y el bosque es lo sagrado. Y ante la visión de lo sagrado uno se queda sencillamente sin aliento, aunque solo lo atisbe un instante.


14 febrero 2017

El tiempo vuela

"Ya pasó el invierno", te dije el primer día que al amanecer un rayo de sol alcanzó tu espalda.

Tú me miraste, ladeando un poco la cabeza, y parpadeaste un par de veces, tal vez sorprendida por ese hilo de luz que oblicuamente recorría el espacio.

“Ya pasó el invierno”, repetí, a modo de despedida. No añadí que a estas alturas el invierno para mí no es una estación de paso, sino el lugar donde habito. No añadí que a mi edad el tiempo vuela, pues no habría sido capaz de hacer lo que hice.

Así que abrí la puerta de la jaula y permití que de un salto (perfecto, preciso, veloz) conquistaras el aire y, en un instante, te tragara la primavera.



12 febrero 2017

Barriendo la paja

Tal vez no haya dolor cuando se rompa el armazón que protege la mente y desaparezca el miedo a la fragilidad. 

Tal vez cuando ya no haya temor quede tan sólo un sonido como de viento barriendo la paja. Hermoso y conmovedor.

05 febrero 2017

¿Cual es la diferencia entre un roble y un alcornoque?




El hombre-pájaro, en una de sus visitas nocturnas, me habló de la vía del roble. Abrió su mano y me mostró una bellota. Enorme. Me explicó las similitudes entre el roble y el alcornoque (ese pariente siemprevestido). Es casi lo mismo, me dijo, pero ese casi que los diferencia es importante. Resulta que los casi son siempre importantes.


Me estaba dando una valiosísima lección sobre el no apego. Sobre la posibilidad que se nos ofrece de elegir, de tanto en tanto, volver a nuestra esencia desnuda de todo adorno. De lo que ha de vaciarse para poder ser llenado. De la importancia de soltar de la mano aquello que ya no es preciso, sin aferrarnos a la belleza que nos proporcionó o a la utilidad que tuvo.

Sin duda ese casi no es banal. En absoluto.

01 febrero 2017