Llegas con el corazón abierto y risa en los ojos,
con tu corazón que huele a pan caliente,
a noches brillantes como gotas de lluvia
Llegas con besos y abrazos que nos contienen
a ti y a mí.
El firmamento se extiende sobre nosotros
como un cerezo en primavera
con las ramas estiradas, cuajadas de flores
Y sólo existe ahora
un centímetro de realidad en el mundo.
Un centímetro, apenas nada,
el punto exacto donde una boca
toca otra boca por vez primera
haciendo que todo lo pasado y todo lo posible
confluyan en un instante de total presencia.
Y me parece que podríamos encontrarnos en la luna
o en el fondo de un pozo, en lo oscuro del bosque,
en la ternura tibia que recorre la lengua,
en la alegría profunda que dejan tus dedos en mi
espalda
como cuando el sol toca la cara
en una mañana fría de invierno.
No es amor, es embeleso
es un hambre infinita de vida
es querer comerlo todo a bocados, a risas
con los ojos bien abiertos, con el cuerpo entero,
con el alma saliendo a borbotones por los poros
como un río de inagotable abundancia.
No es amor lo que siento, es la vida
viviendo a través de mi persona
es la vida misma viviéndome
Y ya no queda ni un resquicio de mí que se
resista
a este instante perpetuo que se abre
como un caleidoscopio de infinitas posibilidades.
Qué clase de yo es este yo
que huele tu corazón de pan caliente
y desea meter la cara en tu pecho abierto
sumergirme en lo más hondo de ti
para aspirar profundamente esa esencia.
Me pregunto qué clase de tú es ese tú
que permitiría esa profunda intimidad
Porque después de eso ya no podría haber
tal cosa como tú, como yo,
como los que fuimos antes,
Nunca más.
"Ya somos". Delia Govantes Romero |
No hay comentarios:
Publicar un comentario