"Yacente". Delia Govantes Romero. |
Al amigo imaginario que a veces sueño
velado a las miradas cuajadas de rocío
dormido en simas rodeadas de silencio.
Al amigo imaginario que vestí con tu voz
y construí en innumerables tardes solitarias
por todo lo que eres y todo lo que te otorgo
voy a bendecirte desde el principio de los tiempos.
Como una diosa creando el universo
quisiera convocar el fuego y el viento
el agua
la madera el metal el tintineo
de una campanilla de cristal
el sonoro rugir de una cascada
y con todo ello acuñarte, fluido y firme
y después insuflarte el hálito
Y que respires.
Si la magia existiera podría impulsarme
sobre el viento en alas cargadas de jilgueros
cuajadas de visiones
de árboles
de insectos
e inclinarme sobre ti ángel caído
mito yacente
olvidado de su propia herida
(jurando que ya no duele)
y besar tu hombro derecho
en ese gesto extraño en el que te honro
lleno de amor e indefinible respeto
de infinito cuidado.
Si la magia existiera
tú deberías ser posible
por cada día que me siento sola
y por cada noche en que te invento triste
Y ya por bailar, bailar contigo
entre enormes abismos y henchidas grietas
mientras vuelve la luz y el alma espera
para remontar el vuelo.
Si la magia sirviera te guardaría
a este lado del sueño
no donde yaces sombrío y solitario
negando a la luz de la vela tu rostro iluminado
y regarías el resplandor de tu sonrisa
más allá de la voz de los cristales, reflejos
donde ni toda la alegría del mundo puede alcanzar
ni yo te alcanzo, ya no te alcanzo
ni te retengo
ni te extravío ni te sumerges
Sólo sigues tu camino
fugaz y extraño
como esta primavera que nunca llega.